domingo, 30 de diciembre de 2012

Eligiendo caminos

Elegir un camino es complicado, porque hay que dejar el que recorremos para adentrarnos en otro que no conocemos.

Pero elegir es parte de la vida, y lo que hace que la vida no caiga en la monotonía y la rutina.

Yo cambié mi rutina hace 4 años cuando cogí el billete sin retorno a Londres, volví a cambiar de camino cuando decidí que ya mi trabajo en la tienda de souvenirs no me aportaba nada, y descubrí que dejando atrás ciertas personas y hábitos, mi vida cobraba de un nuevo sentido. La verdad es que toda mi vida de adulta ha sido la consecuencia de no hacer un camino normal cuando fui a la Universidad y estudié Bellas Artes, porque decidí que quería unos estudios que me formaran más allá que curricularmente y que alimentaran mi creatividad antes que otros en los que sacaría mejor nota, pero me llamaban menos la atención.

Al principio, elegir da miedo. Dejar lo que uno conoce nos puede llenar de ansiedad e incertidumbre. Pero si todos hubiéramos seguido el camino más cómodo , no existirían los grandes logros del ser humano, ni las obras de arte, ni la electricidad habría sido inventada o incluso la rueda.Todo lo que nos rodea ha sido fruto de la decisión de alguien de salirse del camino predeterminado.Si ese camino es mejor o peor, no lo sabremos si no lo recorremos, y ¿vamos a quedarnos en un camino mediocre cuando existe la posibilidad de encontrar uno perfecto para nosotros, que nos hará sumamente felices?

No hace falta cambiar el mundo, pero podemos cambiar nuestra vida, hacerla más interesante, más divertida, o que nos llene más. Podemos salir de nuestra autocompasión o tristeza si giramos en un momento dado y en vez de por el camino, vamos campo a través. Total, nadie dice que tras un rato atravesando el campo no encontremos otro camino que recorrer, con otros paisajes, otras bifurcaciones y otras experiencias.O a lo mejor ese camino nuevo nos lleva al antiguo, al que llegaremos cambiados por las experiencias que hemos vivido en esa ruta diferente que hemos realizado.

Aparquemos el miedo, echémonos la mochila al hombro con agua, comida, un chubasquero y unos guantes por si hace frio, y adentrémonos en lo desconocido. Seguro que ,sea lo que sea lo que haya allí esperándonos, nos hace evolucionar como personas.

Espero que lo mejor del 2012 sea lo peor del 2013.

¡Feliz año nuevo!

domingo, 23 de diciembre de 2012

Respetemos las diferencias sin juzgar.

En mi lugar de trabajo veo gente de todo tipo y condición. No es la primera vez que me dejo guiar por el aspecto de una persona, y pienso que va a causar algún problema. Luego hablo con esa persona y veo que es una persona normal y amable , con muchas cosas interesantes que contar.Intento aprender cada día y no juzgar o asumir cosas sobre la gente basándome sólo en mi impresión sobre ellos. Muchas veces acierto, pero otras no.

Cometemos el error de juzgar las acciones, conocimientos o formas de ver la vida del resto de personas  basándonos en lo que para nosotros está bien o mal. Pero igual que para los Cristianos  Navidad es el día más importante del año y en otros países de Asia no es diferente a cualquier otro día, lo que para mí es indispensable en mi vida puede ser irrelevante para el que vive en la casa de al lado.El blanco es color de luto en algunas culturas  en vez del negro y el 4 es el número de la mala suerte en Japón...

Intentemos no asumir, o al menos tengamos claro que asumir no es igual a la realidad, y averigüemos si estamos en lo cierto o no.Evitemos los juicios antes de tiempo basándonos sólo en nuestra experiencia y sin tener en cuenta la experiencia de los demás.

Lo que a Pepito le funcionó, quizá a mi no me funcione. Lo que para mí es un día aprovechado, para mi compañera de trabajo es un día aburrido. Respetemos cada una de esas cosas y no intentemos imponer nuestra visión . Aceptemos a las personas sean como sean e intentemos aprender de ellas sin juzgarlas.

¿Y qué mejor momento para empezar, que durante las fiestas de Navidad?

¡Feliz Navidad, mis queridos lectores!

lunes, 10 de diciembre de 2012

¿Vivir el momento o capturarlo?

Hoy una pareja de turistas entro a mi lugar de trabajo. Estaban decidiendo si comprar o no la entrada, pero cuando vieron que no se podían hacer fotos, decidieron irse.

Entiendo que uno quiera un recuerdo de un viaje, pero últimamente las cosas están llegando a un punto muy extremo.

Hemos llegado a un punto en el que antes de que disfrutar de la experiencia, lo primero que pensamos es en hacer una foto para mostrarla a los demás, para compartirla en las redes sociales ,....Antes de disfrutar del momento, nos preocupa más capturarlo y compartirlo y ,mientras hacemos eso, el momento pasa y sólo lo podemos disfrutar a traves de grabaciones o pantallas LCD. Y esa experiencia, eso que podriamos haber sentido en ese momento si hubieramos decidido disfrutarlo 100%, queda menguado y enclaustrado entre los pixeles y megabytes.

No voy a ir de superior y admito que soy de las que voy a Florencia 3 veces en 4 años y cada vez hago 300 fotos, muchas iguales. Pero lo que sí es cierto es que el hecho de hacer fotos o no, no me impide entrar a un sitio. Si no me dejan, pues o hago un dibujo, o compro una postal (las cuales compro de todas formas porque las colecciono) . He notado que cuando no me dejan hacer fotos, presto más atención a las cosas y las disfruto de una forma más intensa, y cuando hago fotos paso bastante porque pienso " ya lo veré mejor en la foto cuando la pase al ordenador". 

Las fotos nos ayudan a recordar momentos, personas, conciertos, y platos que hemos cocinado. Ahora bien, asegurémonos que al ver ese vídeo o esa foto, lo que recordamos no sean los segundos de grabación que le quedaban a la memoria de la cámara, o que nos estábamos quedando sin batería, y que lo que nos venga a la cabeza sea lo que sentimos y experimentamos, el sabor del plato o la pequeña conversación con tu ídolo favorito.

Vivamos más las cosas, empapémonos de las sensaciones , y no serán necesarias tantas fotografías que luego no volveremos a mirar.